Límites

-No me digas que esto no es irreal, no me digas que no piensas en lo surrealista de esta situación.

-Varias veces al día.
Por eso necesito evadirme todo lo que pueda, sin perder el contacto, pero relajando tensiones innecesarias, porque para qué, si total no puedo hacer nada, a parte de seguir las instrucciones para cuidarme y cuidar.

-Lo malo es Petrita, que no se cómo evolucionará, porque a estas edades le cuesta mucho más asimilarlo.

-Está teniendo una reacción bastante buena, pasado el estupor primero, y el intento de asustarse, que sofoqué en su origen, porque no me quiero imaginar aquí solas con una persona con ansiedad por costumbre. Lo que la he ayudado no está en los libros, qué fácil hubiera sido si se hubiera tratado a tiempo, descubrir que se puede cambiar de mentalidad si se quiere. Que todos esos pensamientos oscuros que parece que disfruta provocando, se pueden soplar como un mal viento. No son consejos para nadie ni experiencia para nadie. Es el caso que vivo y cómo intento ayudar, unas veces mejor y otras peor, pero cada «mejor», ponemos una barrera a la costumbre de entrar en barrena y acabar en drama, rompemos la costumbre de reaccionar de esa forma tan perniciosa para todos.

-Es que me parece increíble.

-Y a mi. Antes ni me lo hubiera planteado, ni me lo hubiera creído, que cambiando yo podría cambiarlo todo.

-No, ni yo, desde luego.